3.07.2012

Silenciosa

A veces me preguntan cómo hago para estar tan callada. Yo respondo que no tengo idea, no sé, no me molesta el silencio, es más amo el silencio, es mi música favorita, pero el silencio nunca es silencio es un ruido que pasa desapercibido (tal vez como yo, por eso lo valoro tanto). El silencio es murmullo, es el sonido de las ojas moviendose suavemente con el viento, tal vez el motor lejano de un auto, un colectivo o una moto, el cerrar y abrir puertas, el llanto del bebé de mi vecino (un grito lejano), el ruido del esfuerzo de la compu, el sonido del ventilador, el ronroneo de mi gatas, la respiración de Tete, el ruido del teclado al escribir, el ruido que hacen los alambres de la mediasombra al ser movidos por el viento, el ruido de los lápices en hora de matemática o dibujo, el sonido de mi pluma al escribirte, cuando pasas de hoja al leer un libro, cuando los monaguillos gritan, los campamentos: el ruido de los cubiertos contra el plato, las miles de palabras. Todo eso que la gente pasa por alto, pero cuando no están se dan cuenta y ahí preguntan por qué soy tan callada, tal vez por que lo esencial no es sólo invisible a los ojos sino también a los oídos, eso es lo que valoro del silencio lo imprescindible que es, porque le da música a la vida, el silencio es la música natural o inintencionada de la vida. 
Se entiende también que el silencio es una palabra con doble negación, porque si el silencio es la ausencia de sonidos, el silencio no existe, es sólo una palabra (como el tiempo).