1.26.2013

Hogweed

“Bonita de mi corazón, no tengas miedo. El miedo te hace dudar, perder oportunidades: no te deja vivir ni sentir. No temas, aprovechá cada momento como si fuese el último. Cuando lo logres, no vas asentir más miedo. No más
“No te apures a buscar una relación estable. Las cosas se van dando en la medida que nosotros lo permitimos y en el momento que tenga que darse se va a dar. No busques, no fuerces momentos ni decisiones. Relax”

deja vu

¿Nunca sintieron que no tenían ganas de nada? Ni de levantarse, ni de comer, ni de hablar por teléfono, ni de saludar a tu familia, ni de hacer cosas que les den placer. Así me sentía yo.
¿No saben los padres que los cambios bruscos o reiterados en cualquier orden de la vida a esa edad pueden provocar daño cerebral permanente? O algo parecido. Pero, de todas maneras, era una locura cambiarme de nuevo de colegio.

Personas favoritas

Las tarjetas decían que estas eran mis copias de todos mis libros favoritos y quería que Sam y Patrick los tuvieran porque eran mis dos personas favoritas en el mundo entero. 
Nadie en mi familia es rico, pero parece que todos ahorran lo necesario para este tipo de eventos, y todos  fingimos  que somos ricos por un día

reirse hasta llorar

No hay nada como las hondas respiraciones después de reírse así de fuerte. Nada como el estómago dolorido por las razones correctas. Fue así de genial.  

Loca linda

Sí, ese es mi nombre. Poco común, pero claro: no podía llamarme de otra manera. Era previsible que mi nombre no podía ser común, tenía que ser especial. Aveces me pregunto si me castigaron por toda mi vida mis viejos al darme ese nombre.Quizás si me hubiera llamado Florencia o Marta no me hubieran sucedido mitad de las cosas que me tocó vivir, sufrir, negar, experimentar, etc. Así que mi nombre es especial, como yo (según mis padres). Sí, ahora tengo amigas (y de las mejores) pero ellas no creen que sea especial, simplemente que estoy loca. “Una loca linda” como está de moda catalogar a los retorcidos mentales para que no se violenten. Y no es que yo crea que soy una retorcida. Sí, a decir verdad creo que soy una retorcida, pero concuerdo con mis amigas: no puedo hacerle daño a nadie. Solamente a mi misma o a otros por medio de mí.

Miedo al fracaso

Sí, tengo miedo al fracaso. Por eso odio los exámenes y odio que mucha gente lea este libro y pueda criticarme. Pero con el tiempo y con los retos de mi vida me di cuenta de que lo que piensa la gente no me interesa, o que al menos puedo fingir que no me interesa y puedo hacer que la gente crea que soy autosuficiente. Lo cierto es que me interesa por demás de la línea de lo normal o esperado. Sí, claro. Siempre excediendo esa línea. Esa soy yo: Cielo, la que excede los límites de lo normal. Pocas veces para bien.