5.06.2011

Reír

Ya lloré ahora me toca reír. Solamente vamos a hablar de la risa. Es una gran terapia la risa, pero sólo vamos a hablar de una risa: la risa franca. Está comprobado científicamente que la risa tiene poderes curativos: puede generar cambios químicos en el organismo; aumenta el sistema inmunológico; se pone en actividad el sistema central y periférico y empieza a activar algunas zonas en el cerebro que están dormidas. Está comprobado que la risa franca, la  carcajada, tiene la capacidad de recuperar la salud de nuestros enfermos, puede llegar a curar, libera tensiones, nos relaja, ayuda a expresarnos mejor. Una sonrisa a tiempo desdramatiza la vida. Nos hacemos grandes y perdemos la capacidad de reír, reímos menos y eso nos aleja de los demás, pero si alguien nos sonríe y le devolvemos la sonrisa, esa risa ya nos acerca a algo más. Los chicos, por ejemplo, se ríen 300 veces al día, en cambio los adultos, como mucho, se ríen 15 veces al día. El tema es reírse con los otros, no de los otros. La risa burlona saca lo peor de todos. Está comprobado que las personas que se han reído juntas, se sienten mucho más cerca. No necesitamos de algo gracioso para reírnos, la risa franca es contagiosa. No hay que olvidarse de reír, hay que recordar esa risa franca  natural como la de los niños. Es risa, nos puede salvar…Me gusta la risa de los demás, la mia también, la de los nenes, la sonrisa de Tete y Leti(estoy convencida de que ellas también sonríen). Me gustan las carcajadas desubicadas. Me gustan las palabras entre risas, que no se entienden. La risa y sonrisa compartida es la que más me gusta.  

Llorar.

 Me gusta llorar sola. Y no soy la única a la que le gusta llorar. Unos ven películas, leen libros, miran fotos, leen diarios, ven un rato el noticiero, encuentran una foto, recuerdan algo o alguien, le agradecen, le piden. A mí me gusta llorar a la noche en pieza, con Leti haciéndome mimos(no yo a ella, ella a mí), recordarlos a ellos, agradecerle a Él y pedirle por alguien. A veces lloro sin querer; cuando estoy en casa, en el colectivo; a veces lloro porque no doy más, estoy cansada; a veces lloro porque me siento incomprendida, sola; a veces lloro por una tonta película y otras por alguna no tan tonta; a veces lloro porque no me gustan las despedidas aunque sepa que los voy a volver a ver; a veces lloro porque soy tonta y me encanta llorar; a veces lloro porque sé que tengo a Dios de mi lado y hay otros que no saben que lo tienen; a veces lloro porque soy sensible y me encariño con los objetos inanimados; a veces lloro porque me doy cuenta que el futuro esta cerca y no quiero crecer; a veces lloro con los finales de las series que crecieron conmigo; a veces lloro, pero soy una persona alegre, positiva y esperanzada. Me gusta llorar, pero amo reirme. La risa me encanta, me encanta mi sonrisa.