2.19.2012

Piedra de la resurrección

Y una vez más, Harry comprendió sin necesidad de reflexionar: no hacía falta que los hiciera regresar, porque estaba a punto de reunirse con ellos. No iría él a buscarlos, sino que ellos vendrían a buscarlo a él.Cerró los ojos e hizo girar las piedras en su mano tres veces.Y supo que había logrado el milagro porque oyó ruidos en la franja de tierra cubierta de ramitas que señalaba el límite con el bosque prohibido, como si unos cuerpos ligeros caminaran sobre él. Abrió los ojos y miró alrededor.Enseguida comprendió que no eran fantasmas ni personas de carne y hueso. Se parecían mucho al Tom Riddle que había escapado del diario unos años atrás: un recuerdo convertido en algo casi material. Eran menos consistentes que los seres humanos, pero más que los fantasmas; avanzaban hacia él, y en todos había una afectuosa sonrisa. James tenía la misma estatura que Harry. Llevaba la ropa con que había muerto, el pelo enmarañado y los anteojos un poco torcidos, como el señor Weasly.Sirius era alto y atractivo, y mucho más joven que cuando Harry lo había tratado en vida. Caminaba altivo, con las manos en lo bolsillos y esbozando una sonrisa burlona.Lupin también era más joven, de aspecto pulcro y cabello más poblado y menos canoso. Parecía alegrarse de volver a estar en aquel lugar tan familiar, el escenario de tantas aventuras de adolescentes.La de Lily era la sonrisa más amplia. Se apartó el largo cabello de la cara al acercarse a Harry, y le escrutó ávidamente el rostro con aquellos ojos verdes, tan parecidos a los de él, como si nunca fuera a cansarse de mirarlo.-Has sido muy valiente- le dijo.Harry se quedó sin habla. Se regalaba los ojos con ella y pensaba que le gustaría quedarse allí mirándola toda la eternidad; no necesitaba nada más.-Ya casi has llegado- le dijo James-. Te hayas muy cerca. Y nosotros estamos muy orgullosos de tí.-¿Duele?- Esa pregunta tan infantil brotó de los labios del chico sin que pudiera impedirlo.-Si duele morir? No, en absoluto- contestó Sirius-. Es más rápido y más fácil que quedarse dormido.-Y él se encargará de que sea rápido. Quiere acabar de una vez- añadió Lupin.-No quería que ninguno de ustedes murieran por mí- dijo Harry sin proponerselo-. Lo siento...- Y se dirigió a Lupin como para pedirle perdón: -Tu hijo acaba de nacer... Lo siento mucho Remus...-Yo también lo siento- replicó Lupin-. Me apena pensar que nunca lo conoceré... Pero él sabrá por qué dí la vida, y confío en que lo entienda. Yo intentaba construir un mundo donde él pudiera ser más feliz.Una fresca brisa que parecía emanar del corazón del bosque prohibido le apartó el pelo de la frente de Harry. Sabía que ellos no lo obligarían a seguir adelante, que esa decisión tenía que tomarla él.-¿Se quedarán conmigo?-Hasta el final-¿Y no los verá nadie?-Somos parte de tí. Los demás no pueden vernos.Harry miró a su madre:-Quédate a mi lado

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