9.02.2012

Hogwarts is my home.

Varita, pergaminos, pluma, libros, saeta, ropa, lechuza, equipo de quidditch, boleto para el andén, túnica y uniforme, permiso para ir a Hogsmeade. 
Mis papás me acompañaron hasta Eleven, un quilombo. Pero llegamos justo a tiempo. La estación llena de muggles y otros magos, la magia se notaba
Entre las plataformas, un grupo de gente extraña, ellos.
Magos y brujas, tratando de que nadie note que pasaban por al lado de un puesto de panchos, directo a una pared y desaparecían al chocar con ella. 
Me despedí de mis muggles padres, empecé 5º año, este año rindo los TIMO's. 
Con el boleto en la mano y el corazón en la boca volví al Expresso Hogwats, para volver a casa.
El viaje tranqui, comí mucho: una rana de chocolate, me compre dos paquetes de grageas (me quedó sólo un paquete), droobles y dos varitas de regaliz... mis papás cambiaron bastante plata muggle por galleons, sickles y knuts. 
Llegamos, estaban los famosos thestrals, aún no los veo.
El gran comedor estuvo genial: ya se dejaron de lado todos los prejuicios de las casas, es historia vieja (Slytherin no es cobarde, Hufflepuff no es inútil  Ravenclaw no se cree más y Gryffindor no es engreído), aunque claramente nos llevamos mejor con nuestros compañeros de casa, porque compartimos más. La nueva canción del Sombrero habló sobre el fin del mundo cómo una burla  los muggles. Los nuevos nenes son tan tiernos, hay una vecina mía, ni me imagine que esa familia tuviera algo de magia. 
Al ser sábado no tuvimos clases, el día pasó muy rápido, NOS PUSIERON WI-FI! A los magos les enseñamos los usos básicos de las computadoras (envidiaban que en la escuela muggle nos hayan dado una). Nos divertimos mucho en la sala común, escuchamos música, nos pusimos al día... 
Nos estamos yendo a acostar, YO PIDO LA CAMA DE LA VENTANA! 
 

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