No me sentí mucho mejor por eso, pero en algún lugar dentro de mí, cierta estúpida sobreviviente alzó la cabeza. Bien, Anna. Puedes tenderte y hacerte pedazos. O puedes levantarte y seguir caminando. Esa es la elección ¿Qué harás?
Alcé los ojos al cielo de la noche.
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