2.04.2013

7 de Enero.

La nieta 

Soledad, la nieta de Rafael Barrett, solía recordar una frase del abuelo: 
-Si el bien no existe, hay que inventarlo. 
Rafael, paraguayo por elección, revolucionario por vocación, pasó más tiempo en la cárcel que en la casa, y murió en el exilio. 
La nieta fue acribillada a balazos en Brasil, en el día de hoy de 1973. 
El cabo Anselmo, marinero insurgente, jefe revolucionario, fue quien la entregó. 
Harto de ser un perdedor, arrepentido de todo lo que creía y quería, él delató, uno por uno, a sus compañeros de lucha contra la dictadura militar brasileña, y los envió al suplicio o al matadero. 
A Soledad, que era su mujer, la dejó para el final. 
El cabo Anselmo señaló el lugar donde ella se escondía, y se alejó. 
Ya estaba en el aeropuerto cuando sonaron los primeros tiros.

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